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miércoles, 30 de marzo de 2011

Un día cualquiera.


Te levantas, no tienes ganas de nada, solo hay ganas de no tener ganas de no sentir de no querer. Sientes que el mundo se te cae encima y que dentro de un minuto y medio como mucho romperás a llorar, lo notas, tus ojos están hinchados y a punto de caramelo. Vas hacia el ordenador, pones el youtube y la canción más dramática y más melancólica que se te venga a la cabeza, mientras tanto buscas un por qué a tu estado de ánimo y le das a la repetición de esa canción tan triste que te ayuda a desahogarte, así una y otra vez. 

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